INTRODUCCIÓN

En este blog vamos a comentar ciertos aspectos culturales de algunas de las materias estudiadas en 1º de Bachillerato; latín, griego, filosofía... Además comentaremos la historia y cultura de dos provincias españolas, entre ellas, Barcelona.

Pero, sobre todo, vamos a centrarnos en la mitología de Grecia y Roma y en curiosidades interesantes del aspecto estético de aquella época...

Esperamos que os guste.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Trucos de belleza...Roma


La civilización romana, al igual que los griegos, apreciaban la belleza del cuerpo y utilizaban productos cosméticos y perfumes, que ellos mismos fabricaban o importaban, pero muchos de estos productos eran perjudiciales.

El Maquillaje
Utilizaban tierras coloreadas para la cara y el carmín para los labios se obtenía del ocre procedente de un tipo de liquen denominado ficus, o bien de moluscos.
El perfilador de ojos se conseguía a partir del hollín o de un polvo hecho de antimonio. Este también se utilizaba para engrosar las cejas.
Imprescindible, para la sombra de ojos era la ceniza, también utilizaban el khöl (procedente de Egipto) maquillándolos en negro y azul para, así, realzar su mirada.
En Roma, se consideraba bello que las mujeres tuvieran las cejas unidas sobre su nariz para conseguir tal fin utilizaban una mezcla que ellos mismos elabaraban a base de huevos de hormigas y moscas machacadas. Esta mezcla también se utilizaba como una máscara de pestañas.
El maquillaje para el rostro se mezclaba en pequeños platillos, utilizando a veces la lanolina de la lana de oveja sin desengrasar.Muchas mujeres romanas para perfumarse hacían que su esclava se llenara la boca de perfume y las pulverizaraban.
También, para conseguir unos dientes blancos, utilizaban el vinagre.

El Vello
Los romanos llevaban el vello del cuerpo completamente rasurado. Pero esto no era exclusivo a las mujeres; muchos hombres también se depilaban por completo... Existían varios métodos para depilarse:
Se utilizaba una especie de cata plasma llamada dropax, compuesta de varias ceras resinosas y también se empleaban las pinzas (forcipes aduncae), pero este procedimiento era algo muy doloroso.



Mascarillas de Belleza
Para combatir las manchas, añadían hinojo a la mirra perfumada (cinco escrúpulos de hinojo por nueve de mirra), un puñado de pétalos secos de rosa, e incienso macho junto con sal gema. Se vierte encima jugo de cebada (el incienso y la sal deben pesar tanto como las rosas).
Contra las arrugas: Hervir el astrágalo de una ternera blanca durante cuarenta días y cuarenta noches, hasta que se vuelva gelatina y después, se aplica con un paño.
Para alisar la piel, a base de nabo silvestre y harina de yero (planta leguminosa parecida a la lenteja), cebada trigo y altramuz.
Y, por último, para aclarar la piel de la cara, utilizaban raíces de melón secado al aire, hervidas en agua y machacadas, y aplicadas como una cataplasma.

El Cabello
Como tintes para el cabello usaban Henna que era importada de Egipto o un tinte de color rojo hecho a base de grasa de cabra y de ceniza de haya  producida en Germania.

Según la época se llevaban unos tipos de peinados u otros: en un principio, el cabello de las mujeres se arreglaban con sencillez y usaban un poco de perfumes. Como por ejemplo, el caso del peinado a lo Octavia que constaba en un copete sobre la frente y una trenza recogida en un moño en la nuca.


Más adelante, se puso de moda añadir postizos al propio cabello, en forma de bucles dispuestos en corona sobre la frente. Había miles de posibles combinaciones de bucles y rizos.

Los hombres, que llevaban siglos llevando los cabellos largos y las barbas descuidadas, adoptaron la moda de llevar el pelo corto y el rostro afeitado...con el paso del tiempo el cuidado del cabello masculino se volvió más laborioso y utilizaban un hierro calentado en las brasas (calmistro) para peinarse y hacerse bucles y rizos.

En el siglo II d.c. nació una nueva tendencia; el regreso de la barba adoptada por el emperador Adriano. Y, también, una tendencia que se hizo muy popular fue teñirse el pelo de rubio hasta llegar a los extremos de Cómodo que se espolvoreaba oro molido sobre el pelo...
                        

Por Violeta González y Beatriz González

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